martes, 1 de agosto de 2017

A ti, mi sumiso por alma_cautiva

 A TI, MI SUMISO.



         Cuando despiertes pensarás que he estado durmiendo en mi cama, tranquila, impasible, indiferente. Tal vez no te diga nunca que he estado velando tus sueños mientras dormías, acurrucado, a los pies de mi cama; puede que jamás te cuente que mis ojos han recorrido tu cuerpo tan precioso de sumiso que, incluso dormido, sabe entregarme el placer de cuestionarme cómo alguien que es tan grande para mí puede sentirse tan pequeño en mi presencia.


       Mis ojos acarician tu pelo oscuro, corto y suave, como a mí me gusta. Aún está algo humedecido por el sudor que hace escasos minutos bañaba tu cuerpo en tensión. La expresión de tu carita es de paz, seguramente porque sabes que hoy has hecho un buen trabajo, mi sumiso. En tus mejillas un rastro de humedad deja ver el camino que ha marcado mi lengua cuando ha secado tus lágrimas.

       Estás precioso con ese collar de cuero negro a juego con las muñequeras y tobilleras, ese collar con su chapita brillante donde se lee, junto al nombre que una vez elegí pensando en ti y en tu forma de entregarte a mí, {ALD}.

       Tumbado como estás, de costado, puedo ver tus pezones enrojecidos por la opresión de las pinzas que has llevado hasta hace pocos minutos, cuando tus dientes apretados decían dolor y tus ojos sumisamente gritaban entrega. Me encanta oler tu excitación cuando mis labios succionan tus pezones castigados y sentir que el pulso se te acelera con cada uno de los suaves mordisquitos que doy en ellos.

     Tu espalda tiene el mismo color rojizo que tus nalgas, suaves, duras, redondas y tersas tras ser acariciadas unas veces por mi mano y otras veces por mi fusta. Quizá sea esa alternancia de caricias y azotes lo que hace que te decidas a zambullirte de pleno en este profundo océano de sentimientos paradójicos en el que nadie se ahoga, que es la sumisión.

      Son muchas las ocasiones en las que me gustaría que el arnés no fuera algo ajeno a mi cuerpo, simplemente por el capricho de sentirme dentro de ti, mi sumiso, y hacerte sentir y vibrar como yo lo hago cuando me regalas las caricias que a diario inventas para mí, cuando tu piel crece debajo de mi piel.

      Me encanta ver en tensión los fuertes y pronunciados músculos de tus piernas y tus brazos en cada juego, no en vano los trabajamos a diario.Pidiéndote cada vez más y más. Un poco más, porque sé que puedes, porque eres mío, y porque no me conformo con cualquier cosa; siempre quiero lo mejor.

      Cubro tu cuerpecito de sumiso con una manta. No te has inmutado, descansas traquilamente acurrucado a los pies de la cama de tu Dueña. No me cansaría nunca de mirarte mientras duermes después de una dura sesión, de la misma manera que nadie se cansaría de contemplar la más hermosa obra de arte, máxime cuando el espectador se sabe dueño y señor de la misma.

    Comienzas a moverte, tal vez la realidad onírica que ahora te envuelve te provoca esos movimientos a modo de actos reflejos...o puede que estés apunto de despertar. Sea lo que sea, puede que yo nunca te cuente que mientras dormías mis ojos han recorrido tu cuerpo de sumiso, tan precioso. Por eso, yo también cierro mis ojos, de manera que cuando despiertes pienses que he estado durmiendo en mi cama, tranquila, impasible, indiferente.

                                       alma_cautiva


2 comentarios:

  1. Precioso relato, alma_cautiva.
    ¿Seria mucho pedir que subas los relatos que titulaste <>?
    Son impresionantes y no se si has aumentado la saga.
    Un beso princesa.

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  2. Perdona, el titulo era Viaje a la libertad

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